viernes, 30 de noviembre de 2018

CUADRO DE LOS PASAJES DEL MIO CID DE LOS TRES CANTARES

Cuadro de los Pasajes del Mio CID

Cantares de Mio Cid

Pasajes











Cantar del destierro.

El Cid convoca a sus vasallos; éstos se destierran con él. Adiós del Cid a Vivar
A los que conmigo vengan que Dios les dé muy buen pago;
también a los que se quedan contentos quiero dejarlos.
Habló entonces Álvar Fáñez, del Cid era primo hermano:
"Con vos nos iremos, Cid, por yermos y por poblados;
no os hemos de faltar mientras que salud tengamos,
y gastaremos con vos nuestras mulas y caballos
y todos nuestros dineros y los vestidos de paño,
siempre querremos serviros como leales vasallos."
Aprobación dieron todos a lo que ha dicho don Álvaro.
Mucho que agradece el Cid aquello que ellos hablaron.
El Cid sale de Vivar, a Burgos va encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.
Los ojos de Mío Cid mucho llanto va llorando;
hacia atrás vuelve la vista y se quedaba mirándolos.
Vio como estaban las puertas abiertas y sin candados,
vacías quedan las perchas ni con pieles ni con mantos,
sin halcones de cazar y sin azores mudados.
Y habló, como siempre habla, tan justo tan mesurado:
"¡Bendito seas, Dios mío, ¡Padre que estás en lo alto!
Contra mí tramaron esto mis enemigos malvados".
Agüeros en el camino de Burgos
Ya aguijan a los caballos, ya les soltaron las riendas. Cuando salen de Vivar ven la corneja a la diestra, pero al ir a entrar en Burgos la llevaban a su izquierda. Movió Mío Cid los hombros y sacudió la cabeza: "¡Ánimo, Állvar Fáñez, ánimo, de nuestra tierra nos echan, pero cargados de honra hemos de volver a ella! "
EL CID ENTRA EN BURGOS
Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones llevan detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
"¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"






Cantar de las bodas.

El Cid se dirige contra tierras de Valencia

Aquí se empieza el poema de Mío Cid el de Vivar.
Ya ha poblado Mío Cid aquel puerto de Alucat,
se aleja de Zaragoza y de las tierras de allá,
atrás se ha dejado Huesca y el campo de Montalbán
de cara a la mar salada ahora quiere guerrear:
por Oriente sale el sol y él hacia esa parte irá.
A Jérica gana el Cid, después Onda y Almenar,
y las tierras de Burriana conquistadas quedan ya.
CONQUISTA DE TODA LA REGIÓN DE VALENCIA
Por esas tierras de moros, apresando y conquistando,
durante el día durmiendo, por las noches a caballo,
en ganar aquellas villas pasa Mío Cid tres años.
El Cid deja su barba intensa. Riqueza de los del Cid
Mucha alegría cundió entre todos los cristianos
que en esa guerra acompaña a Mío Cid bienhadado.
Ya le crecía la barba, mucho se le va alargando,
que había dicho Rodrigo cuando salió desterrado:
"Por amor del rey Alfonso, que de su tierra me ha echado,
no entre en mi barba tijera, ni un pelo sea cortado
y que hablen de esta promesa todos, moros y cristianos".
El Campeador está en Valencia descansando,
con él Minaya, que no se separa de su lado.
Sus vasallos más antiguos de riqueza están cargados.
A todos los que al salir del reino le acompañaron
el Cid casas y heredades en Valencia les ha dado.
La bondad de Mío Cid ya la van ellos probando.
Y los que después vinieron también reciben buen pago.
EL CID ANUNCIA A JIMENA EL CASAMIENTO
Al llegar la noche todos se marcharon a sus casas,
Mío Cid Campeador en el alcázar entraba,
Doña Jimena y sus hijas allí dentro le esperaban
"¿Sois vos, Cid Campeador, ¿que en buena hora ciñó espada?
Por muchos años os vean los ojos de nuestras caras".
"Gracias a nuestro Señor aquí estoy, mujer honrada,
conmigo traigo dos yernos que gran honra nos deparan:
agradecédmelo, hijas, porque estáis muy bien casadas".
DOÑA JIMENA Y LAS HIJAS SE MUESTRAN SATISFECHAS
Allí le besan las manos su mujer y sus dos hijas
y todas las otras damas de quien ellas se servían.
"Gracias a Dios y a vos gracias, Cid, de la barba crecida,
cosas que vos decidáis son cosas bien decididas.
Nada les ha de faltar, mientras viváis, a mis hijas".
"Padre, cuando nos caséis seremos las dos muy ricas".

SUÉLTASE EL LEÓN DEL CID. MIEDO DE LOS INFANTES DE CARRIÓN. EL CID AMANSA AL LEÓN. VERGÜENZA DE LOS INFANTES
Estaba el Cid con los suyos en Valencia la mayor
y con él ambos sus yernos, los infantes de Carrión.
Acostado en un escaño dormía el Campeador,
ahora veréis qué sorpresa mala les aconteció.
De su jaula se ha escapado, y andaba suelto el león,

Cantar de la afrenta de corpes.

al saberlo por la corte un gran espanto cundió.
Embrazan sus mantos las gentes del Campeador
y rodean el escaño protegiendo a su señor.
Pero Fernando González, el infante de Carrión,
no encuentra dónde meterse, todo cerrado lo halló,
metiese bajo el escaño, tan grande era su terror.
El otro, Diego González, por la puerta se escapó
gritando con grandes: "No volveré a ver Carrión.
"Detrás de una gruesa viga metiese con gran pavor
y, de allí túnica y manto todos sucios los sacó.
Estando en esto despierta el que en buena hora nació
y ve cercado el escaño suyo por tanto varón.
"¿Qué es esto, decid, mesnadas? ¿Qué hacéis aquí alrededor?"
"Un gran susto nos ha dado, señor honrado, el león."
Se incorpora Mío Cid y presto se levantó,
y sin quitarse ni el manto se dirige hacia el león:
la fiera cuando le ve mucho se atemorizó,
baja ante el Cid la cabeza, por tierra la cara hincó.
LOS INFANTES ABANDONAN A SUS MUJERES
Llevárnosle los infantes los mantos y pieles finas
y desmayadas las dejan, en briales y camisas,
entre las aves del monte y tantas fieras malignas.
Por muertas se las dejaron, por muertas, que no por vivas.
¡Qué suerte si ahora asomase el Campeador Ruy Díaz!
ALEGRÍA DEL CID. SEGUNDOS MATRIMONIOS DE SUS HIJA. EL JUGLAR ACABA SU POEMA
Hablemos ahora de este que en tan buena hora nació.
¡Qué grandes eran los gozos en Valencia la mayor,
por honrados que quedaron los tres del Campeador!
La barba se acariciaba don Rodrigo, su señor:
"Gracias al rey de los cielos mis hijas vengadas son,
ya están limpias de la afrenta esas tierras de Carrión.
Casaré, pese a quien pese, ya sin vergüenza a las dos".
Ya comenzaron los tratos con Navarra y Aragón,
y todos tuvieron junta con Alfonso, el de León.
Sus casamientos hicieron doña Elvira y doña Sol,
los primeros fueron grandes, pero éstos son aún mejor,
y a mayor honra se casan que con esos de Carrión.
Ved cómo crece en honores el que en buena hora nació,
que son sus hijas señoras de Navarra y Aragón.
Esos dos reyes de España ya parientes suyos son,
y a todos les toca honra por el Cid Campeador.
Pasó de este mundo el Cid, el que a Valencia ganó:
en días de Pascua ha muerto, Cristo le dé su perdón.
También perdone a nosotros, al justo y al pecador.
Éstas fueron las hazañas de Mío Cid Campeador:
en llegando a este lugar se ha acabado esta canción.


Integrantes.
David Gregori López  #14
Ana Belén Román Hernández  #38

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